Viña Pedrosa Crianza 2019, un vino elaborado en la Ribera del Duero por Bodegas Hermanos Perez Pascuas que representa a lo mejor de la zona con suma elegancia
La Bodega de Serxu Solares: Análisis sensorial en positivo de productos gastronómicos
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Viña Pedrosa Crianza 2019
- TIPO: Tinto con Crianza
- VARIEDADES: 100% Tempranillo con una edad media de 35 años
- CRIANZA: 18 meses en barricas de roble americano y francés y 6 meses mínimo en botella.
- FORMATO: Botella catada 75 cl.
- GRADO ALCOHÓLICO: 14,5% Vol.
- DEGUSTACIÓN: 16ºC
- Este vino está todavía muy joven, evolucionará perfectamente los próximos 5-6 años y podrás disfrutarlo sin ningún problema. Si te gustan los vinos con carácter es el momento de tomarlo.
- NOTA DE CATA:
Rojo cereza picota intenso, matices morados, brillante, limpio de muy buena capa. En nariz es potente, inicialmente aparece la fruta, especialmente roja y de algunas bayas negras, pero poco a poco va dejando paso a los especiados, pequeños matices de clavo, incluso de pimienta y ligero toque balsámico muy leve. En boca es sabroso, potente, aparece de nuevo la fruta marcada, con una excelente tanicidad y un final largo en el que se entremezclan la fruta y los especiados.
- MARIDAJE: Sin lugar a dudas es un vino para platos contundentes, irá genial con guisos de carne de caza mayor, perfecto con la vaca vieja a la parrilla. Siempre recomendado para ser el protagonista junto a un buen jamón de bellota.
- PVP: 25 €
Nota de la enóloga sobre la añada 2019
A los enólogos nos gusta recordar con nostalgia cada una de nuestras vendimias, ya que cada cosecha es única y a la vez un reto a superar, porque tenemos que lidiar con las condiciones climatológicas que no siempre juegan a nuestro a favor. Pero sin lugar a dudas, esta cosecha 2019 es de las que recordaremos siempre como una “gran cosecha”, parece que se cumplirá la regla de los “nueves”, que es que todas las cosechas terminadas en nueve han sido excepcionales.
Nuestra vendimia ha transcurrido con tranquilidad, gracias a que el tiempo nos lo ha permitido, dejándonos vendimiar antes de comenzar las típicas lluvias otoñales. El ciclo de la vid ese año se ha caracterizado por un invierno muy frío y seco que retrasó el brote de la vid, seguido de un verano caluroso y muy seco pero con cambios bruscos de temperatura entre el día y la noche, que junto a las lluvias de finales de verano ayudaron a equilibrar la maduración de la uva.
Tras un año de arduo trabajo en el campo, la viña nos regaló una vendimia escasa en producción pero de gran calidad. Los vinos obtenidos destacan por su complejidad y estructura debido a una gran concentración polifenólica.